Aumentar el consumo de zumo de naranja para prevenir el COVID-19 no ayuda y puede ser perjudicial

Gema Flores Monreal
5 min readMar 1, 2021
Foto ilustrada por Omar Kardoudi

Nunca antes habíamos sentido una necesidad tan grande de reforzar nuestro sistema inmunitario como en la actual crisis del coronavirus. En este último año cualquier batalla que estuviésemos librando para cuidar nuestra salud ha quedado relegada a un segundo lugar. Esto ha tenido un gran impacto en la popularidad de los zumos que han pasado de ser un alimento desterrado por su contenido en azúcar a un aliado de las dietas saludables. Su popularidad ha crecido sobre todo por los efectos generalmente asumidos de la vitamina C para proteger del resfriado común — algunos de ellos causados por virus pertenecientes al grupo del coronavirus — y, por tanto, para prevenir las infecciones de COVID-19. Los resultados, aún sin demostrar, de los efectos de la megadosis de vitamina C para tratar a los infectados por coronavirus han ayudado a alimentar esta creencia.

Para muchos, los zumos son la forma fácil y rápida de obtener las vitaminas de dos o tres frutas que de otro modo no comerían. Este hecho no ha pasado desapercibido para muchas empresas, como Granini que a finales de 2020 lanzó “immune support”, que, según la compañía, contribuye al correcto funcionamiento del sistema inmunitario. Otras compañías más pequeñas, Moon Juice o Natali’s juice, también han emprendido este camino y han diseñado productos especiales afirmando que pueden reforzar el sistema inmunitario.

Entre todas las opciones disponibles, los zumos de naranja son los que han registrado un mayor crecimiento de ventas (con unos 50 mg de vitamina C por 100 g de fruta). La razón principal para esto es que las naranjas son popularmente reconocidas como un alimento rico en vitamina C a pesar de que otras frutas tienen mayor concentración como es el caso de las uvas (con 90 mg de vitamina C por 100 g de fruta). Solo en Estados Unidos las ventas de zumo de naranja se dispararon un 70% en la semana que terminó el 21 de marzo de 2020, en comparación con el mismo periodo de 2019. Esto supone un gran cambio respecto a la tendencia anterior de descenso de las ventas de zumo de naranja, que fue un 40% entre 2010 y 2019.

Sin embargo, a pesar del interés por aumentar la ingesta de vitamina C, lo cierto es que los resultados obtenidos hasta ahora sobre sus efectos para prevenir un resfriado o no son concluyentes o son negativos. Estos han demostrado que entre las personas extremadamente activas, como los corredores de maratón, los esquiadores y las tropas del ejército, tomar al menos 200 mg de vitamina C cada día — unos 400 mL de zumo — reduce el riesgo de resfriarse a la mitad. Para la población general, los efectos no son tan sorprendentes. La misma cantidad de vitamina C sólo reduce la duración de los síntomas del resfriado en una media del 8% en adultos y del 14% en niños, pero no los previene.

Es importante tener en cuenta que un vaso de zumo no sólo aporta más vitamina C y otros micronutrientes beneficiosos que una pieza de fruta — polifenoles, minerales, vitamina A y vitaminas del grupo B — , sino también niveles de azúcar similares a los de las bebidas azucaradas con peor reputación. Por ejemplo, una lata de Coca-Cola de 330 mL tiene 39 g de azúcar y la misma cantidad de zumo de naranja unos 30 g. Otros zumos superan incluso esta concentración, como los obtenidos de la uva, con más de 54 g en 330 mL.

Aunque hay menos investigaciones sobre el efecto nocivo de los zumos que de las bebidas azucaradas, las disponibles hasta el momento los han asociado con el aumento de peso, la diabetes tipo 2 y de la mortalidad por cualquier causa. En una reciente publicación que forma parte del estudio NutriNet-Santé, cuyo objetivo es comprender mejor los efectos de los hábitos alimentarios en la salud, un grupo de investigadores de Francia han encontrado una relación entre el consumo de zumos naturales y la incidencia del cáncer, principalmente entre aquellos que consumían más de 150 mL al día. Los autores justifican este impacto a dos factores: 1) la acumulación de grasa en la cavidad abdominal, 2) el efecto de los azúcares de rápida absorción que aumentan los niveles de insulina, ambos asociados de forma independiente a diversos tipos de cáncer. Estos resultados indican que los zumos pueden ser perjudiciales si se supera el límite máximo recomendado, por encima del cuál el azúcar representa un problema para la salud.

Otra característica importante de los zumos es que al prepararlos eliminamos la fibra de la fruta que ayuda a una absorción más lenta del azúcar en el intestino. Esto evita una subida rápida de insulina en la sangre que es una de las causas subyacentes de muchas enfermedades. Además de este beneficio, la fibra favorece el crecimiento de las bacterias intestinales que la transforman en ácidos grasos de cadena corta, con efectos antiinflamatorios, y producen vitaminas que juegan un papel esencial en el refuerzo del sistema inmunitario.

La gran popularidad que están teniendo los zumos en la pandemia actual es la consecuencia de considerar los alimentos sólo por los efectos saludables de uno o varios de sus nutrientes, pero no como una combinación de todos. Muchos otros alimentos han sido víctimas de este fenómeno que Michael Pollan popularizó con el término nutricionismo, atribuido originalmente al sociólogo científico australiano Gyorgy Scrinis. Bajo este prisma, la popularidad de cada alimento sube y baja con cada cambio en los intereses nutricionales. En el caso de los zumos, muchos artículos han afirmado que son tan malos como las bebidas gaseosas cuando el foco de atención es el azúcar, mientras que este año otros muchos animan a consumirlos para reforzar el sistema inmunitario resaltando su contenido en vitamina C.

El aumento de consumo de zumo durante la pandemia es un ejemplo más de lo fácil que resulta conseguir adeptos a soluciones sencillas y casi inmediatas para resolver problemas complejos. Aunque los zumos contengan vitamina C y muchas marcas hayan utilizado esta oportunidad para multiplicar sus ventas, la ingesta no debe superar los 150 ml recomendados al día, preferiblemente tomarlos con la comida para evitar una concentración alta de azúcar en sangre y favorecer la ingesta de fruta sobre la de zumos.

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Gema Flores Monreal

PhD in Food Science & Nutrition, Gema has published over 60 scientific papers and is a former researcher at Columbia, Reading, CUNY, and the CSIC shorturl.at/ev